martes, 7 de mayo de 2013

Calificación o Evaluación



La sociedad en la que vivimos, tiene una idea, unos pensamientos   generalizados de lo que es la escuela y de cuál es su cometido.  Éste cometido no es ni más ni menos que  el de formar ciudadanos perfectos, encaminados a formar parte de una jerarquía social, dónde cada uno  ocupará un lugar  dentro de la escala social.  Pero claro, ¿quién decide el lugar que debe ocupar cada persona en esa escala?
Nos encontramos con una escuela dónde el maestro tiene el poder  y los alumnos son esponjas pasivas,  limitadas a  intentar asimilar los conocimientos que éste dice enseñarles,  enseñanzas que no siempre llegan a ser aprendizaje,  y que después mecánicamente,  son obligados a vomitar en pruebas externas, los exámenes, haciendo desaparecer toda posible muestra de creatividad.   El maestro, que dedica más tiempo a preparar la evaluación que la enseñanza,  para comprobar si sus objetivos previstos a principios de curso se han cumplido, calificará dichas pruebas, intentando medir el aprendizaje, siendo éstas la mayoría de las veces,  valoradas  bajo un punto de vista subjetivo.
 De esas calificaciones saldrán notas cuantitativas, unas serán muy buenas, otras serán  buenas, algunas medianamente aceptables y por supuesto malas.  Automáticamente sus dueños se encontrarán formando parte de una escala de notas, y no musical precisamente, que irá  de menos a más,  en la cual  el que consiga la mayor puntuación, ocupará el lugar más alto y  podrá acceder a los mejores  trabajos,  estatus elevados y  ocupar lugares privilegiados  en la escala social, mientras que los que no consigan buenas calificaciones serán relegados a los puestos de trabajo menos gratificantes y prestigiosos.
Si tanto hablamos de construir una escuela nueva, dónde se deben modificar los esquemas de éstos pensamientos anteriores, debemos luchar por una  escuela pública de verdad, una escuela de todos y para todos, con los mismos derechos y oportunidades, una escuela sin segregación, por todo ello debemos rechazar por completo “La Calificación”.
La Calificación es segregadora, discriminatoria, dónde sólo los buenos y los mejores triunfan, por ello debemos modificar nuestros esquemas tradicionales, debemos buscar el bienestar del alumno, para formar personas que puedan ir enfrentándose día a día a nuevos retos y problemas que se plantean en la vida real,  debemos dejar a un lado la Calificación, dando paso  a la  Evaluación, una Evaluación que devuelva la creatividad que arrancamos a los niños desde pequeños, una Evaluación  que debe usarse como herramienta con la cual podamos observar, tanto el profesor como el propio alumno, los procesos de desarrollo.
Dejemos a un lado la Calificación, y demos paso a la Evaluación, para poder comprender lo que nuestros alumnos necesitan para aprender, cambiar lo que no funciona y mejorar para llegar al que debería de ser nuestro objetivo, conseguir que los niños deseen aprender.

1 comentario:

  1. Muy bien, María José, muy bien. No te será fácil bregar con el problema de la calificación en la escuela, ya lo verás. Está perfectamente asumido por rodó el mundo.
    Para esta entrada deberías haberte apoyado en las otras lecturas que tienes en el campus. Pacos Espadas te habría dado argumentos poderosos. No dejes de leerlos.
    Enhirabuena.

    ResponderEliminar