La motivación es el arma
principal para poder desarrollar el proceso de enseñanza-aprendizaje. Para
poder hablar de éste proceso debemos tener en cuenta que no todos los
profesores, ni todos los alumnos, poseen las mismas actitudes y aptitudes.
Partimos de una base, la
educación transmisiva por parte del profesor, que prevalecía sobre cualquier otro método, una
enseñanza unilateral y lineal, dónde el alumno era un mero receptor pasivo de
los contenidos que se le enseñaban, y que acababa en un examen, en el cual se
vomitaban los conocimientos aprendidos de unos libros que nunca se acercaban a
la realidad de la vida.
Para que se produzca un buen
proceso de enseñanza-aprendizaje, la escuela debe evolucionar hacia una
metodología abierta. El maestro debe ser capaz de captar el interés del alumno,
confiando en sus posibilidades de aprendizaje, estimularlos y hacerlos sentir seguros
de sí mismos. Debe saber guiarlos hacia el desarrollo del gusto por el saber
más, haciéndoles ver la importancia que tiene esto en su desarrollo tanto
personal como profesional.
Esta interrelación maestro-alumno
no sería completa si el alumno no participase de ese aprendizaje de una forma
activa. Como he dicho el maestro debe atender a una serie de métodos para
enseñar, pero así mismo, el alumno debe participar de esa enseñanza siendo
protagonista de su propia aprendizaje.
El método ABP, es una estrategia
de aprendizaje basado en proyectos, dónde el alumno, junto con otros, deben “hacer”.
Persigue sumar, a los conocimientos ya adquiridos, otros conocimientos nuevos.
El profesor, como guía, debe
presentar un problema, proyecto, tema, dónde los alumnos, deben buscar,
entender e integrar conceptos, para después llevarlos a un buen desarrollo.
En definitiva, maestro-enseñanza
y alumno-aprendizaje, deben in interrelacionados, los métodos del profesor
deben motivar, buscar ideas, métodos, recursos, actividades que sirvan para
captar al alumno, hacerlo creativo, desarrollando sus habilidades sociales, sus
valores y su autoconfianza, para que a su vez ese alumno motivado, desarrolle
el gusto por el hacer, innovar, descubrir, entendiendo el porqué de ello. De
ésta manera conseguiremos que, “la profecía autocumplida”, se cumpla siempre en
positivo, la confianza de que pueden y poder hacer, lo que nos propongamos.
Otro excelente comentario, Mª José. Estoy convencido de que esta actividad vuestra es la que de verdad os forma como maestras y os hace crecer intelectualmente. Enhorabuena.
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